La forma correcta de escritura es exhibición, mientras que exibición, sin «h», no existe en el idioma español. Es entendible que muchos no sepan la ortografía correcta entre ambas palabras ya que ambas se pronuncian igual, dado que la hache es una letra muda. Ahora que ya sabes la forma correcta de escribir la palabra, te enseñamos a usarla adecuadamente.
Cuándo usar exhibición
Exhibición se define como la acción y efecto de exhibir. Este verbo significa «manifestar o mostrar en público». Por lo tanto, algo en exhibición se muestra a las personas para su compra, para el deleite de la vista o debido a su valor histórico.
Ejemplos:
- El diamante estará en exhibición solo por hoy en el museo.
- El desfile permitió ver la exhibición de diversos modelos de vestidos verdes.
- Cada vez que ella habla, es una exhibición de cultura.
- La exhibición de pinturas fue un total éxito.
Sinónimos de exhibición
- Presentación
- Manifestación
- Muestra
- Ostentación
Cómo se dice exhibición en otros idiomas
- Cómo se dice exhibición en inglés: exhibition
- Cómo se dice exhibición en francés: exposition
- Cómo se dice exhibición en italiano: esibizione
- Cómo se dice exhibición en portugués: exibição
- Cómo se dice exhibición en catalán: exhibició
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.