¿Seiscientos o Seis cientos? + EJEMPLOS
La forma correcta de escritura es seiscientos, o sea, todo junto en una palabra. Escribir seis y cientos está incorrecto por lo que no debes separarlo en varios términos.
Seiscientos significa seis veces cien, siendo el número ordinal que sigue al quinientos noventa y nueve y que precede a seiscientos y uno. Su ordinal correspondientes es sexcentésimo.
Ejemplos:
- Existen seiscientos postulantes al cargo.
- Tengo seiscientos mil pesos en mi cuenta.
- Mi novia me ha llamado hoy como seiscientas veces.
- Seiscientos es la respuesta a la ecuación.
Hay que notar que seiscientos es un número cardinal compuesto, o sea, que se compone de cardinales simples (seis + cientos). Otros números que también son cardinales compuestos son doscientos, trescientos, cuatrocientos, ochocientos, etc.
Curiosidades del número seiscientos (600)
- El número seiscientos (600) contiene un total de 24 divisores.
- Contar desde el 1 al seiscientos te tomará aproximadamente 5 minutos.
- La raíz de seiscientos (600) es 24.4948974279.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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