Pases es la forma de plural de pase, que puede referirse a la acción y efecto de pasar, a la entrega de la pelota en deportes como el fútbol, o a un permiso dado por una autoridad. Pases también puede ser una de las formas verbales de pasar.
Paces, en cambio, puede ser el plural del sustantivo paz, que se refiere a un periodo sin hostilidades entre países, a la tranquilidad o sosiego de una persona o lugar, o al estado de unión con Dios en algunas religiones. Asimismo, paces puede ser el verbo pacer conjugado en una de sus formas personales.
Pazes, por su parte, es una incorrección que conviene evitar, pues no tiene ningún significado atribuido en español.
Cuándo usar pases
Pases puede ser la forma de plural del sustantivo masculino pase. Puede usarse con el significado de acción y efecto de pasar, para referirse a la entrega de la pelota entre compañeros de equipo en ciertos deportes, a un permiso otorgado por una autoridad, sea un salvoconducto o una licencia.
Por ejemplo:
- No importa cuántos pases hagan si no hacen goles.
- Le dieron un pase para salir.
- No me quedan pases para el concierto.
Pases puede ser el verbo pasar en su forma de segunda persona de singular de presente en modo subjuntivo. Puede significar mudar o trasladar una cosa de un lugar, situación o clase a otra; cruzar de un lugar a otro; enviar o trasmitir algo; penetrar o traspasar una cosa a través de otra; exceder o aventajar a alguien; o transferir o trasladar algo.
Por ejemplo:
- Necesito que te pases a este puesto.
- Avísame cuando pases la plaza.
- Aunque pases a todos en esta prueba, no será contabilizado, pues la competición oficial es mañana.
- Quiero que me pases ese dinero a mi cuenta.
Cuándo usar paces
Paces es la forma de plural del sustantivo femenino paz. Paz puede referirse a la situación en que no hay conflictos bélicos entre países, a la relación de armonía entre las personas, al acuerdo que pone fin a una guerra, a la sensación de quietud o sosiego de un lugar o una persona, o al sentimiento religioso de quien está en armonía con Dios.
Por ejemplo:
- Hicieron las paces y no discutieron más.
- Algunas paces duran más que otras.
Paces puede ser el verbo pacer conjugado en segunda persona de singular de presente en modo indicativo. Referido al ganado, significa que este pasta o come en los campos o prados. También se usa con el sentido de comer, roer o gastar algo, o para designar la acción de dar pasto al ganado.
Por ejemplo:
- Vaquita, me encanta cómo paces.
- Muéstrame cómo paces a tu ganado, campesino.
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.