¿Flamable o Inflamable?【RESPUESTA FÁCIL】+ EJEMPLOS
Escribir o pronunciar ciertos conceptos no siempre es fácil si tenemos más de una opción en nuestra mente, y eso puede llevarnos a cometer errores ortográficos innecesarios. Es por ello que es importante poder conocer bien el significado de las palabras para poder usarlas correctamente, y en este artículo veremos un caso de aquello al analizar la diferencia entre flamable e inflamable, si la hay.
Algunos ejemplos interesantes en referencia a términos que también son similares entre si son obio, ovio u obvio, cruel o cruento, vertir o verter y década o decenio, entre otros casos. A continuación te mostramos entonces cómo se escribe: inflamable o flamable.
Flamable
La palabra flamable no está registrada en los anales de la Real Academia Española (RAE), por lo que no forma parte del idioma español. A algunos les podría haber parecido que su uso era correcto, quizás por asociarla al término anglosajón flamable, que tiene el mismo significado que inflamable en español.
Otros podrían pensar que el prefijo in- de inflamable deriva del prefijo in- en latín, que da la idea de negación (Por ejemplo: involuntario vs voluntario, o inviable vs viable), pero en realidad en este caso este prefijo deriva del que significa en, o dentro. Siendo así, el verbo flamar significa poner en llamas, y de este verbo verbo deriva el adjetivo inflamable.
Otros ejemplos en donde el prefijo in- tiene el significado de dentro o en son incorporar, influir o infiltrar.
Inflamable
Por lo tanto, la única forma correcta de escritura es inflamable, término que tiene por definición: ‘que se enciende con facilidad y desprende llamas’. Otros diccionarios la definen como ‘arde o se quema con facilidad’. Por lo tanto, inflamable se aplica a todos esos materiales que son especialmente susceptibles de prender fuego, por lo que su uso y transporte está fuertemente regulado. Ejemplos:
- La madera es un material altamente inflamable.
- No permiten transportar sustancias inflamables en los aviones, por un tema de seguridad.
Asimismo, en ocasiones también se puede usar el término inflamable para referirse a la personalidad de alguien, en cuanto a que es muy explosiva o temperamental.
- Una mujer con un temperamento muy inflmable y de fácil irritabilidad.
Sinónimos de inflamable
Si bien no hya muchos sinónimos de inflamable asociados en nuestra lengua, igualmente te mostramos los que pudimos investigar, que podrán ayudarte a expresar el concepto también de otras formas:
- (Que se enciende con facilidad) Combustible, incendiable
- (Personaludad que se irrita o explota fácilmente) Enojadizo, vehemente, apasionado, irritable.
Cómo se dice inflamable en otros idiomas
Para que puedas también expresarte con soltura en otras lenguas, te mostramos cómo se traduce inflamable en ellas:
- Cómo se dice inflamable en inglés: flamable
- Cómo se dice inflamable en francés: inflammable
- Cómo se dice inflamable en italiano: infiammabile
- Cómo se dice inflamable en portugués: inflamável
- Cómo se dice inflamable en catalán: inflamable
Esperamos hayas podido comprender que entre flamable e inflamable, la única forma correcta de escritura es la última, por lo que solo podrías escribir flamable si lo estás haciendo en otro idioma, como el inglés.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.

Deja una respuesta