Cómo se escribe ¿Ventiún o Ventiuno?
Los números en español pueden en muchas ocasiones confundir a más de alguno que quiera escribirlos, a diferencia de los angloparlantes que tienen una escritura numérica más simple y lógica. Hoy abordaremos cómo se escribe: ventiún, veinte y uno o veintiuno, la palabra que se refiere al número 21 y que más de algún dolor de cabeza le ha traído a alguien que hay querido plasmarlo en papel.
Veinte y uno
Si quieremos referirnos al número 21, veinte y uno está incorrecto, por lo que nunca se debe escribir ni pronunciar de esta manera.
Veintiuno
Veintiuno es la forma correcta oficial de escribir el número 21. Su ordinal es vigésimo primero. Ahora bien, debemos notar que veintiuno puede también escribirse en femenino, dependiendo de la palabra a la cual haga mención. Ejemplos:
- Veintiuno son los patos que tengo en mi granja.
- ¿Cuántas mujeres hay? Veintiuna.
- ¿Cuántos coches han venido? Veintiuno.
- Veintiuno son los años que han transcurrido desde tu bautismo.
Sin embargo, si queremos hacer referencia a las 21:00 horas, debemos saber que se debe usar siempre en femenino, pues la palabra hora también lo es.
- A la veintiuna horas es el show del músico.
- Son las veintiuna y 20 minutos de la noche.
Veintiún
La palabra veintiún es la forma apocapada de ventiuno, lo que significa que debe usarse solamente cuando la palabra precede a un sustantivo masculino, como ‘hombre’, ‘animal’ u otros. Esto se debe a que los numerales compuestos que contiene el numeral uno (como treinta y uno, cuarenta y uno, etc.) deben concordar con el género del sustantivo al cual referencian. Ejemplos:
- Tengo veintiún amigos.
- Han ocurrido veintiún casos de homicidios este mes.
- Cumplí veintiún años ayer.
Una excepción a esta regla ocurre cuando entre el numeral y el sustantivo femenino existe la palabra mil, pudiendo decirse la palabra en género masculo o femenino indistintamente. Por ejemplo: veintiún mil toneladas o veintiuna mil toneladas.
¿Se puede usar veintiuno en plural?
Notar que la palabra sólo debe tomar el género del sustantivo que precede, y no tomar en cuenta si es singular o plural (siempre va en singular, esto es, ‘ventiún’ y ‘ventiuna’), por lo que decir ‘ventiunas mil mujeres’ o ‘veintiunos mil hombres’ es incorrecto.
¿Veintiuno o veintiún por ciento?
Otro caso interesante de analizar es cuando hablamos de procentajes. Habíamos dicho que veintiún es la forma apocapada de veintiuno, cuando va seguida de un sustantivo masculino. Sin embargo, cuando hablamos de porcentajes, el ‘por’ de por ciento no es un sustantivo, sino que es una preposición. Siendo así, usar veintiún no aplica. Ejemplos del uso correcto de la expresión:
- El desempleo subió a un ventiuno por ciento.
- Hay un ventiuno por ciento de probabilidades de que ocurra.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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