Cómo se escribe ¿Venganza o Vengansa?
La forma correcta de escribir el término es venganza, con «s», puesto que el término vengansa no existe en español, por lo que nunca se debe escribir con «s».
Venganza y vengansa se pronuncian igual (salvo en España), por lo que son palabras homófonas. De ahí que muchos tengan dudas sobre cuál de las dos es la correcta.
Cuándo usar venganza
Venganza está definido como «satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos».
Ejemplos:
- Juan meditó con mucho tiempo cómo iba a cobrarse venganza por el mal recibido.
- Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío.
- El equipo de azul se cobró venganza de su derrota del año pasado.
- Juró venganza contra sus enemigos luego de que le robaran su fortuna.
Sinónimos de venganza
- Revancha
- Vendetta
- Represalia
- Desquite
- Respuesta
- Ajuste
- Vindicta
- Escarmiento
Cómo se dice venganza en otros idiomas
- Cómo se dice venganza en inglés: revenge, vengeance
- Cómo se dice venganza en francés: vengeance, revanche
- Cómo se dice venganza en italiano: vendetta
- Cómo se dice venganza en portugués: vingança
- Cómo se dice venganza en catalán: venjança

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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