Cómo se escribe ¿Surje o Surge?

Algunas palabras presentan sonidos que difieren de su grafía, tal es el caso de los fonemas ge, gi, los cuales se pronuncian igual que je y ji. Otros casos similares son: ogera u ojera, general o jeneral y geta o jeta entre otros.
Existe una regla gramatical que dice que “si el infinito de un verbo no lleva ni g ni j, las demás formas verbales se escribirán con j”. En el caso de “surgir”, al escribirse con “g” hereda dicha grafía en “surge”, aunque no en todas las formas ya que es un verbo irregular.
Surje
No es una escritura correcta, ya que no aparece en ningún lugar de la RAE y no está dentro de ninguna regla gramatical.
Surge
Esta es la forma gramatical que debes utilizar. Se trata de la 3ª persona singular (él/ella/usted) presente indicativo, aunque también se utiliza en la 2ª persona singular (tú) imperativo.
Significados de surgir
El infinitivo, “surgir” tiene varios significados, entre los que destacan:
- Aparecer, hacer acto de presencia.
- Ejemplo: El baloncesto surgió en Estados Unidos
- Nacer el agua.
- Ejemplo: El agua surgía de entre las paredes de la vieja embarcación.
¿Cómo se conjuga el presente de indicativo del verbo «surgir»?
- Yo surjo
- Tu surges
- El surge
- Nosotros surgimos
- Vosotros surgís
- Ellos surgen
¿Cuál es el origen del verbo «surgir»?
La palabra en castellano surgir viene del latín surgere con el mismo significado.
Sinónimos del verbo «surgir»
Algunos de los sinónimos más habituales del verbo «surgir» son los siguientes: aflorar, bullir, emerger, fluir, irrumpir o resurgir.
Como se dice surge en otros idiomas
Perfecciona tus conocimientos en otras lenguas aprendiendo cómo se escribe «surge»:
- Inglés: arise
- Francés: surgir
- Portugués: surgir
- Alemán: erscheinen
- Italiano: sorgere

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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