Cómo se escribe ¿Sabia o Savia?
Hoy hablaremos de 2 palabras que suenan muy parecido si no se pronuncia con claridad, y nos referimos a si escribir sabia o savia. Ambas existen en el idioma español lo que añade un poco más de complejidad al asunto.
Existen muchos otros ejemplos de confusiones que pueden haber por no saber si colocar la «b» o la «v» en una palabra, como bago o vago, tuviera o tubiera, obra u ovra y detuvo y detubo. Lo importante es poder siempre leer mucho para mejorar la ortografía de forma natural y sin esfuerzos.
La palabra savia es reconocida en la RAE y sus significados se muestran a continuación:
- Líquido que circula por los conductos o vasos de algunas plantas para nutrirlas.
Ejemplo: La savia de los eucaliptus. - Energía positiva que da ánimo.
Ejemplo: Este nuevo jugador inyectará savia nueva al equipo.
“Sabia” también está reconocida por la RAE como una palabra del idioma español, más precisamente como el femenino de la palabra sabio. Te mostramos entonces los significados de la palabra sabio, que es su raíz masculina:
- Persona que tiene mucha sabiduría y entendimiento.
Ejemplo: La maestra es una persona sabia, siempre equilibrada en la vida. - Alguien que ha acumulado mucho conocimiento.
Ejemplo: En la sinagoga se reunían los sabios de la Torá. - Dicho de un animal: que posee muchas habilidades.
Ejemplo: Esa es una perra sabia, pues salvó a su amo del incendio.
Te mostramos los sinónimos de sabio para que puedas ampliar tu vocabulario:
- (Que tiene sabiduría) Erudito, letrado, docto, intelectual, instruido, pensador, ilustrado.
- (Conocedor) Entendido, conocedor, perito, maestro, versado.
- (Que tiene criterio) Sensato, juicioso, prudente, cuerdo, precavido.
¿Cómo se dice sabio en otros idiomas?
Te mostramos algunas traducciones de la palabra sabio, en otros idiomas:
- Cómo se dice sabio en Ingles: wise, sage
- Cómo se dice sabio en Francés: savant
- Cómo se dice sabio en Italiano: saggio
- Cómo se dice sabio en Portugués: sábio
- Cómo se dice sabio en Alemán: weise
Esperamos hayas podido comprobar que sabia y savia son palabras que no son sinónimos, y que por ende, debes tener cuidado al escribirlas para no confundir su significado.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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