Cómo se escribe ¿Rescisión, Resición o Recisión?
Tanto rescisión, resición como recisión tienen pronunciaciones idénticas, lo que puede llevar a confundir las diferencias entre una y otra al momento de escribir, generando muchas veces faltas de ortografía por la misma razón. De estas 3, solo el término «rescisión» es correcto, por lo que nunca debes escribir «resición» o «recisión«. Ahora que ya conoces la palabra correcta, te mostramos entonces con más detalle cómo usarla.
Definición de rescisión
Rescisión se define simplemente como la acción y efecto de rescindir, esto es, equivale al hecho de dejar sin efecto un contrato, una obligación, una resolución judicial, etc.
Ejemplos:
- El jugador faltó a los entrenamientos sin razón alguna, por lo que el club hizo efectiva la rescisión de su contrato.
- Los dos empresarios llegaron a un acuerdo en relación a la rescisión del contrato.
Sinónimos de rescisión
- Cancelación
- Abolición
- Anulación
- Derogación
- Supresión
- Invalidación
Cómo se dice rescisión en otros idiomas
- Cómo se dice rescisión en inglés: rescission
- Cómo se dice rescisión en francés: résiliation
- Cómo se dice rescisión en italiano: rescissione
- Cómo se dice rescisión en catalán: rescissió
- Cómo se dice rescisión en portugués: rescisão

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.

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