Cómo se escribe ¿Relax o Relas?
Como muchas palabras que se toman de otras lenguas, en ocasiones suele ser difícil asimilarlas al idioma y en consecuencia la pronunciación se ve afectada, teniendo como resultado una redacción errónea. En concreto, está el problema de confundirse entre la ‘x’ y la ‘s’ en muchas palabras y en este artículo abordaremos un caso típico mostrando cómo se escribe relax o relas.
Algunos ejemplos de confusión en la escritura de la letras ‘x’ por la ‘s’ y viceversa son exceso o esceso, dúplex o dúples, exquisito o esquisito y esterminar o exterminar, entre otros. La mejor forma de mejorar la ortografía es poder tener un buen hábito de lectura por lo que te aconsejamos poder empezar a disfrutar de sus beneficios.
Vemos que “relas» no es una palabra que es reconocida por el Diccionario de la Real Academia Española (RAE), no formando parte del lenguaje castellano, por lo que debes escribirla con x.
La forma correcta de escribir es relax, y según la RAE y otros diccionarios significa ‘relajarse en cuerpo y mente mediante ejercicio, meditación u otras técnicas’. También puede referirse a la comodidad o bienestar generado por diversos factores.
- Escuchar música al llegar a su casa después del trabajo le proporcionaba un gran relax que conseguía hacerle olvidar todos los malos ratos en la oficina.
- No tenía ni un momento de relax, debía acabar el informe antes del martes y tan sólo llevaba una página escrita.
La palabra relax tiene algunos sinónimos que te mostramos a continuación:
- Distensión
- Descanso
- Relajación
- Calma
- Tranquilidad
Cómo se dice relax en otros idiomas
Te contamos cómo se traduce relax en otras lenguas europeas:
- Cómo se dice relax en inglés: relaxation
- Cómo se dice relax en francés: relaxation
- Cómo se dice relax en italiano: relax, rilassamento.
- Cómo se dice relax en portugués: relaxamento, relax.
- Cómo se dice relax en catalán: relax
La palabra relax tiene su origen en el latín, que fue asimilada por los ingleses y probablemente caló en la población de habla hispana al poco tiempo. Es por ello que no existe una regla para acordarse de su escritura, sino que tan sólo queda memorizarla y saber que si la pronuncia con “s” lo está diciendo de forma incorrecta.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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