Cómo se escribe ¿Procesión o Proceción?
Procesión y proceción son palabras homófonas, esto es, que se pronuncian igual. Esto no es problema al momento de hablar pero puede serlo al momento de querer escribir con una correcta ortografía, tomando en cuenta, además, que muchas palabras en español terminan tanto en -ción como en -sión. Debemos entonces aclarar desde ya que procesión es la forma correcta de escritura, mientras que el término «proceción» no existe en el idioma español.
Ahora que ya está aclarada la forma correcta de escribir la palabra, te mostramos cuál es su definición y otras importantes informaciones anexas.
Definición de procesión
Procesión se define como la acción de proceder algo de otra cosa o, más específicamente, al acto de ir ordenadamente de un lugar a otro muchas personas con algún fin público y solemne, frecuentemente religioso. Asimismo, en lenguaje coloquial, procesión puede referirse a una fila de personas o animales que van de un lugar a otro.
Ejemplos:
- Existen muchas procesiones populares durante Semana Santa en Latinoamérica.
- Había una procesión de turistas esperando entrar al museo.
- Dicen que la procesión se hace por dentro.
- Una larga procesión de coches entorpecía el tránsito en la carretera.
Sinónimos de procesión
- Comitiva
- Fila
- Caravana
- Peregrinación
- Sucesión
- Romería
- Desfile
Cómo se dice procesión en otros idiomas
- Cómo se dice procesión en inglés: procession
- Cómo se dice procesión en francés: procession
- Cómo se dice procesión en italiano: processione
- Cómo se dice procesión en portugués: procissão
- Cómo se dice procesión en catalán: processó

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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