Pozo es un sustantivo masculino que denota la perforación que se hace en la tierra para buscar una vena de agua. Por otra parte, poso se refiere al sedimento del líquido contenido en una vasija o bien a una conjugación del verbo posar.
En Latinoamérica (a excepción de España) las letras s y z se pronuncian de la misma forma, lo que provoca confusiones al momento de escribirlas, así que veremos en detalle la diferencia entre poso y pozo, para que no se te olvide cómo usarlas correctamente.
Cuándo usar pozo
Pozo normalmente se refiere a la perforación que se hace en la tierra para buscar una vena de agua. Sin embargo, también denota un hoyo profundo, aunque esté sin agua; al sitio donde los ríos son más profundos; al hoyo profundo para bajar a las minas; etc.
Ejemplos:
- Se pudo rescatar con éxito a un gato que se había caído a un pozo.
- No tenemos conexión hidráulica, así que debemos beber el agua del pozo.
- Los mineros se introdujeron al pozo para comenzar su turno.
Cómo se dice pozo en otros idiomas
- Cómo se dice pozo en inglés: well
- Cómo se dice pozo en italiano: pozzo
- Cómo se dice pozo en francés: puits
- Cómo se dice pozo en catalán: pou
- Cómo se dice pozo en portugués: poço
Cuándo usar poso
Poso no es tan común en su uso, aunque tiene 2 significados. Primeramente, es un sustantivo masculino que se refiere al sedimento que deja un líquido en un recipiente o vasija. Por otra parte, puede equivaler a «quietud», «descanso» o «reposo».
Ejemplos:
- No has limpiado la vasija así que se juntó un poso espesor en el fondo.
- Necesito un poso de tanto estrés en esta semana.
Poso es más usado cuando se refiere a una conjugación del verbo posar; más específicamente, conjugado en primera persona de singular (yo) del indicativo de presente.
El verbo posar denota varias cosas: poner suavemente algo, permanecer en una misma postura para ser retratado por un pintor, un escultor o un fotógrafo o, cuando se trata de un ave u otro animal que vuela, o de un avión o un aparato astronáutico, situarse en un lugar o sobre una cosa después de haber volado.
Ejemplos:
- Yo poso mi avión suavemente sobre la pista cada vez que me toca un aterrizaje sin viento cruzado.
- Como soy modelo, poso ante los fotógrafos en cada evento social.
- ¿Hay algún problema si poso mi vaso sobre esta mesa?
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.