Cómo se escribe ¿Pleitesía o Pleitecía?
Pleitesía es la forma correcta de escribir la palabra, mientras que por otra parte «pleitecía» no existe en nuestra lengua, por lo que nunca debes escribirla con «c». Ambas palabras suenan igual por lo que son homófonas, y esto explica la confusión en la escritura. Te mostramos ahora su definición, con algunos ejemplos y útiles traducciones.
Definición de pleitesía
Pleitesía se define como muestra reverente de cortesía en honor a alguien. Normalmente se usan los verbos «rendir», «tributar» o «hacer» para indicar la acción en una frase.
Ejemplos:
- Los anfitriones le rindieron pleitesía al embajador a su llegada al país.
- Los súbditos rápidamente se acercaron a rendirle pleitesía al nuevo rey.
- Todos los familiares le tributaron pleitesía al acaudalado abuelo solo por interés.
Sinónimos de pleitesía
- Acatamiento
- Sumisión
- Homenaje
- Obediencia
- Reverencia
- Cortesía
Cómo se dice pleitesía en otros idiomas
- Cómo se dice pleitesía en inglés: respecto, honor
- Cómo se dice pleitesía en francés: hommage
- Cómo se dice pleitesía en italiano: omaggio
- Cómo se dice pleitesía en portugués: homenagem
- Cómo se dice pleitesía en catalán: homenatge

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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