Cómo se escribe ¿Opresión u Opreción?
Opresión y opreción son palabras homófonas, esto es, que tienen idéntica pronunciación. Esto no es problema al momento de hablar pero puede serlo al momento de escribir, tomando en cuenta además, que muchas palabras en español terminan tanto en -ción como en -sión. Debemos entonces aclarar desde ya que opresión es la forma correcta de escritura, mientras que el término «opreción» no existe en el idioma español.
Ahora que ya está aclarada la forma correcta de escribir la palabra, te mostramos su definición y otras importantes informaciones anexas.
Definición de opresión
Opresión se define como la acción y efecto de oprimir pero también puede referirse a la molestia producida por una cosa que oprime.
Ejemplos:
- El cinturón me produce una fuerte opresión en la barriga.
- Mi pena es tan grande que siento una opresión en el pecho.
Por otra parte, opresión se usa frecuentemente para referirse a la imposición de obligaciones y cargas abusivas a las personas a las que se manda o gobierna.
Ejemplos:
- Una vez que depusieron al dictador, se acabó la opresión en el país.
- En el mundo aún quedan muchos regímenes autoritarios que ejercen opresión en su pueblo.
Sinónimos de opresión
- Tiranía
- Sujeción
- Vejación
- Dictadura
- Dominación
- Abuso
- Dominio
- Esclavitud
- Despotismo
- Subyugación
Cómo se dice opresión en otros idiomas
- Cómo se dice opresión en inglés: opression
- Cómo se dice opresión en francés: oppressionf
- Cómo se dice opresión en italiano: opressione
- Cómo se dice opresión en portugués: opressão
- Cómo se dice opresión en catalán: opressió

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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