Cómo se escribe ¿Novillo o Nobillo?
Hoy analizaremos a 2 palabras que suenan muy parecido, especialmente cuando se pronuncian de forma rápida: novillo y nobillo. En repetidas ocasiones cuando se habla, muchos fonemas desaparecen pasándose a utilizarse solamente uno, como es el caso de la “v” la “b” (además ambos son fonemas muy parecidos, bilabiales y oclusivos), lo que se traduce en una confusión en el lenguaje escrito.
Algunos ejemplos de dudas en relación con el uso de la ‘b’ y la ‘v’ son hibernar o hivernar, grabe o grave, cábala o cávala y obviar u obiar, entre otros.
Te mostraremos cómo se escribe novillo o nobillo.
Nobillo no existe en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) por lo que su uso es incorrecto. Siendo así, no debes escribirla con ‘b’.
“Novillo”, con v, es la palabra correcta, existiendo en la RAE y en los diccionarios de la lengua española. Algunos de sus sinónimos son becerro, torillo y eral. Te mostramos sus diferentes significados:
- Cría de la vaca de sexo macho, de entre dos y tres años.
Ejemplo: El novillo estaba pastando tranquilamente cuando empezó a llover. - Dícese del hombre cuya mujer comete adulterio.
Ejemplo: Era un novillo; su mujer le engañó con cinco hombres y nunca sospechó nada. - Acompañado del verbo hacer, significa dejar de asistir a alguna obligación.
Ejemplo: Faltó a clase alegando una enfermedad, pero en realidad estaba en la calle haciendo novillos mientras sus compañeros estudiaban.
¿Cómo se dice novillo en otros idiomas?
Te mostramos la traducción de novillo en las principales lenguas:
- Cómo se dice novillo en Catalán: vedell
- Cómo se dice novillo en Italiano: sterzare
- Cómo se dice novillo en Inglés: steer (macho), heifer (hembra)
- Cómo se dice novillo en Francés: taureau (macho), génisse (hembra)
- Cómo se dice novillo en Portugués: novilho
- Cómo se dice novillo en Alemán: steuern
¿Novillo o Nobillo? Esperamos te haya quedado claro que la respuesta correcta es novillo, y recuerda siempre leer mucho apra que esta y otras palabras siempre te vengan a la mente correctamente al intentar escribirlas.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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