Cómo se escribe ¿Murciégalo o Murciélago?
Muchas veces queremos escribir una palabra y no sabemos si podemos hacerlo de 2 formas diferentes. En este artículo veremos un caso de esto analizando cómo se escribe: murciélago o murciégalo, 2 formas que son usadas en el habla pero que muchos no están seguros si existen ambas.
Algunos casos de dudas de escritura en relación a palabras parecidas entre sí son sima o cima, cruze o cruce, idealize o idealice y slogan o eslogan, entre otros.
Te mostramos cómo se escribe: murciélago o murciégalo.
La palabra ‘murciégalo‘ es reconocida por el Diccionario de la Real Academia Españoal (RAE) por lo que es correcto escribirla así para referirse al famoso quiróptero insectívoro nocturno que pasa el día colgado cabeza abajo y que vive en cuevas.
- Una cueva llena de murciégalos en el techo.
Sin embargo, este término está un poco en desuso.
Murciélago
La palabra ‘murciélago‘ también es reconocida por la RAE teniendo la misma definición que murciégalo, por lo que pueden ambas usarse indistintamente:
- Batman es un súper-héroe basado en un murciélago/muciégalo.
- Un murciélago/murciégalo tiene pobre vista pero usa las ondas para orientarse.
¿Cuál es la diferencia entre murciélago y murciégalo? Esperamos te haya quedado claro que ambas palabras pueden usarse para referirse a este animal pero que ‘murciélago’ es mucho más usada y aceptada.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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