La forma adecuada de escritura es multiplicación, mientras que el término «multiplicasión» no existe en el idioma español por lo que no debes escribirlo terminando en -sión. La razón de la duda en la correcta ortografía al escribir radica en el hecho de que multiplicación y multiplicasión tienen la misma pronunciación, por lo que son llamadas palabras homófonas.
Ahora que ya hemos aclarado la forma correcta de escritura, te mostramos su definición y otras informaciones útiles en torno a este término.
Definición de multiplicación
Multiplicación se define como la acción y efecto de multiplicar o multiplicarse o bien como la operación matemática de multiplicar.
Ejemplos:
- Ha habido una multiplicación en las búsquedas de viajes al acercarse el verano.
- En la multiplicación, el orden de los factores no altera el producto.
- Uno de los milagros más famosos de Jesús fue el de la multiplicación de los panes y los peces.
Sinónimos de multiplicación
Cuando multiplicación se define como la acción y efecto de multiplicar, estos son sus sinónimos:
- Proliferación
- Aumento
- Repetición
- Acrecentamiento
- Generación
Cómo se dice multiplicación en otros idiomas
- Cómo se dice multiplicación en inglés: multiplication
- Cómo se dice multiplicación en francés: multiplication
- Cómo se dice multiplicación en italiano: moltiplicazione
- Cómo se dice multiplicación en portugués: multiplicação
- Cómo se dice multiplicación en catalán: multiplicació
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.