Cómo se escribe ¿Mesa o Meza?
Hoy analizaremos cómo se escribe: meza o mesa. Sabemos que el concepto se refiere al mueble que usa comúnmente para comer o estudiar, pero en muchas personas puede presentarse una confusión sobre si usar la ‘s’ o la ‘z’, ya que tienen el mismo sonido, lo que hace que meza y mesa sean palabras homófonas, esto es, que se escriben diferente aunque se pronuncien igual. Otros ejemplos similares de dudas en la escritura son tasa o taza y jazmín o jasmín.
La palabra meza existe en el idioma español al ser reconocida por la Real Academia Española (RAE), pero sólo como una conjugación del verbo mecer:
- Primera persona del singular del presente de subjuntivo del verbo mecer.
Ejemplo: No sé si yo meza la cuna de la forma correcta. - Tercera persona del singular del presente de subjuntivo del verbo mecer.
Ejemplo: Intenta que la abuela meza al bebé suavemente.
‘Mesa’ es la forma correcta de escribir la palabra si estamos hablando de un sustantivo u objeto. Sus significados se muestran a continuación:
- Mueble compuesto de una tabla horizontal lisa, sostenida por patas, para variados usos como estudiar o comer.
Ejemplo: Nos sentamos a almorzar todos a la mesa. - Conjunto de personas que se juntan en una reunión o acto.
Ejemplo: El presidente pidió la palabra en la mesa. - Terreno llano y elevado de gran área, rodeado de valles.
Ejemplo: En esta región existe una mesa de gran extensión rodeada de cordilleras.
Cómo se dice mesa en otros idiomas
Te puede ser muy útil saber cómo decir muchas palabras en otros idiomas, y en este caso te mostramos la traducción de mesa en las principales lenguas europeas:
- Catalán: taula
- Portugués: mesa
- Alemán: tabelle
- Inglés: table
- Francés: table
- Italiano: tavolo
Expresiones con la palabra mesa
En el español existen varia sexpresiones idiomáticas que utilizan la palabra ‘mesa’, dada la gran importancia de este mueble en nuestro diario vivir. Te mostramos las más improtantes:
- Poner la mesa: Colocar sobre la mesa todo lo necesario para poder comer, como los platos, vasos y cubiertos.
Ejemplo: Pongamos la mesa rápido antes que lleguen las visitas para la cena. - Levantar la mesa: Retirar todos los utensilios que se usaron para poder comer. También se dice recoger la mesa o quitar la mesa.
Ejemplo: Después del almuerzo la criada levantó la mesa. - Mesa de noche: Peuqeña mesa del mismo alto de la cama que se coloca junto a ella para guardar objetos personales y que normalmente tiene un cajón.
Ejemplo: En mi mesa de noche guardo mis libros que me gusta hojear antes de dormir. - De sobremesa: Tertulia o conversación que ocurre después de la comida.
Ejemplo: Con las visitas estuvimos de sobremesa por media hora. - Sentarse a la mesa: Sentarse en las sillas de la mesa para poder comer.
- Mesa de operaciones: Lugar donde se efectúan los procedimientos quirúrgicos en un hospital.
- Mesa de centro: Pequeña mesa de poca altura que se coloca en el salón principal o living de una casa, y en donde se colocan adornos.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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