Cómo se escribe ¿Malintencionado o Mal intencionado?
En este artículo analizaremos cómo se escribe: malintencionado o mal intencionado. En español es común que nos aparezcan dudas sobre cómo escribir palabras que pueden ser juntas o separadas, ya que suenan igual, lo que sólo ofrece problemas una vez que queremos pasarlas a papel.
Algunos ejemplos frecuentes de dudas sobre si colocar un espacio o no son bajorrelieve o bajo relieve, cortaplumas o corta plumas, apenas o a penas y acaso o a caso, entre otros.
Mal intencionado
La conjunción ‘mal intencionado‘ es reconocida por el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) por lo que es lícito escribirla de este modo, y significa ‘una persona que tiene mala intención y que actúa con maldad’:
- Ella es una malintencionada, siempre busca dañar a las personas.
- Juan emitió un comentario malintencionado, y luego de eso me fui.
Malintencionado
La palabra ‘malintencionado‘, escrita de forma junta, también es reconocida por la RAE por lo que se puede usar indistintamente junto a ‘mal intencionado’:
- Un discurso malintencionado contra los inmigrantes.
- Ella actúo de forma malintencionada al humillar a su rival de ese modo.
Cómo se traduce malintencionado en otros idiomas
De forma de que puedas ampliar tu vocabulario en otros idiomas, te mostramos cómo se traduce malintencionado en algunos de ellos:
- Cómo se dice malintencionado en inglés: malicious
- Cómo se dice malintencionado en francés: malintentionné
- Cómo se dice malintencionado en portugués: mal-intencionado
- Cómo se dice malintencionado en italiano: malizioso
- Cómo se dice malintencionado en catalán: malintecionat

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
Deja una respuesta