Cómo se escribe ¿Kamikaze o Kamikase?
La forma correcta es kamikaze, mientras que escribir «kamikase» con «s» es incorrecto y no debe usarse nunca de esta forma. Salvo en España, donde la «z» y la «s» no tienen el mismo sonido, la pronunciación de kamikaze y kamikase es la misma, lo que puede producir confusión en muchos sobre la correcta ortografía. Ahora que ya aclaramos que la palabra correcta es «kamikaze», te mostramos su definición y cómo utilizarla en ejemplos.
Definición de kamikaze
El kamikaze se refiere al piloto suicida japonés que tripulaba un avión con explosivos con el que se lanzaba contra un objetivo, durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, «kamikaze» también puede referirse al avión pilotado por un piloto suicida.
Este término de origen japonés también se ha extendido a otro ámbitos, pudiendo referirse igualmente a cualquier persona que realiza una acción temeraria con propósito suicida o con riesgo de su vida.
Ejemplos:
- Eso de manejar a 200km/h es una conducta kamikaze de tu parte.
- El piloto kamikaze estrelló su avión con éxito sobre el barca americano.
- Comprar acciones de una empresa en quiebra es actuar como un kamikaze.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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