Cómo se escribe ¿Irremplazable o Irreemplazable?
Tanto irreemplazable como irreemplazable están correctas, y pueden usarse indistintamente, lo cual puede corroborarse en el diccionario de la RAE.
Cuándo usar irremplazable/irreemplazable
Irremplazable/irreemplazable se define simplemente como «no reemplazable». En otras palabras, indica que algo no se puede cambiar por otra cosa.
Ejemplos:
- Eres irremplazable/irreemplazable en esta empresa.
- Juan es tan buen gerente, que está considerado como irremplazable/irreemplazable por la dirección.
- Esta pieza es irremplazable/irreemplazable dentro del aparato eléctrico.
Sinónimos de irreemplazable
- Imprescindible
- Ineludible
- Indispensable
- Insustituible
- Necesario
Cómo se dice irreemplazable en otros idiomas
- Cómo se dice irreemplazable en francés: irremplaçable
- Cómo se dice irreemplazable en inglés: irreplaceable
- Cómo se dice irreemplazable en portugués: insubstituível
- Cómo se dice irreemplazable en catalán: irreemplaçable

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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