Cómo se escribe ¿Hotel u Otel?
¿Hotel u otel? Suenan igual pero al escribirlas puede hacer una gran diferencia de imagen entre hacerlo bien o no. La ‘h’ es una letra que provoca muchas confusiones de escritura pues muchos la incluyen cuando no se debe hacerlo, y viceversa. En este artículo te comentamos un ejemplo d eaquello al mostrarte cómo se escribe: hotel u otel.
Algunos ejemplos de dudas de escritura en relación al uso de la ‘h’ son aba o haba, echo o hecho, halcón u alcón e ira o hira, entre otros interesantes casos. Presta atención porque te mostraremos cómo escribir correctamente entre hotel y otel.
“Otel” no existe en la RAE y por lo tanto no debe usarse nunca sin h. Aun cuando veas frases como “Nos alojaremos en el otel del centro”, debes saber que están incorrectamente escritas.
Hotel
“Hotel” es la forma correcta de escribir la palabra, con “hache”, y su significado es bien conocido, ya que se refiere aun establecimiento comercial donde los huéspedes pagan por alojarse una o varias noches, además de ofrecer otros servicios complementarios (piscina, restaurante, spa, gimnasio, etc.).
- Ejemplo: El hotel donde nos quedamos en París era estupendo, tenía linda habitación.
- Ejemplo: Esta es una importante cadena de hoteles en el mundo.
Esperamos no se te olvide que “hotel” es la forma correcta de escribir la palabra, y te animamos a consultar má artículos ortográficos para mejorar tu escritura.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
Deja una respuesta