Cómo se escribe ¿Hetero o Etero?
La forma correcta de escribir es hetero, con «h». Por otra parte, escribir etero es incorrecto al ir sin «h». Tanto hetero como etero son palabras homófonas, pues tienen la misma pronunciación, lo que provoca confusión sobre cómo escribir correctamente.
Ahora que ya sabes la palabra correcta, te mostramos cómo usarla correctamente.
Cuándo usar hetero
Hetero se define como una abreviación que es sinónimo de heterosexual. Ambas palabras entonces se definen como: «dicho de una persona: Inclinada sexualmente hacia individuos del sexo contrario».
Ejemplos:
- No voy a ningún bar gay porque soy hetero.
- Sé que soy hetero porque solo me gustan las personas del sexo contrario.
- Tanto heteros como homosexuales son aceptados en este establecimiento.
Origen de la palabra heterosexual
Hay que notar que heterosexual está compuesto de 2 palabras. Por un lado, hetero proviene de la palabra griega ἕτερος [jéteros], que significa «otro». Por otro lado, sexual proviene de la palabra latina sexualis, que significa sexo o género.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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