Cómo se escribe ¿Geodesia o Geodecia?
La palabra correcta es geodesia, mientras que «geodecia» no existe en el español, por lo que incluir la «c» nos lleva a cometer un error ortográfico. La causa de la confusión sobre la correcta ortografía puede venir del hecho de que geodesia y geodecia se pronuncian de la misma forma. Ahora que ya sabemos la palabra correcta, te mostramos su definición y cómo utilizarla correctamente.
Definición de geodesia
La geodesia es, a la vez, una de las Ciencias de la Tierra y una Ingeniería. Por una parte, trata del levantamiento y de la representación de la forma y de la superficie de la Tierra, tomando en cuenta sus formas naturales y artificiales.
Por otra parte, la geodesia también es aplicada en matemáticas para la medida y el cálculo en superficies curvas, usando métodos muy similares a los que emplean para calcular la superficie curva de la Tierra.
Etimología de «geodesia»
La palabra «geodesia» es una suma de los términos γη («tierra») y δαιζω («dividir»), del idioma griego. Se ha comprobado que «geodesia» fue inicialmente utilizada por Aristóteles. y puede significar tanto «divisiones geográficas de la tierra» como también el acto de «dividir la tierra», por ejemplo, entre propietarios.
Cómo se dice geodesia en otros idiomas
- Cómo se dice geodesia en inglés: geodesy
- Cómo se dice geodesia en francés: géodésie
- Cómo se dice geodesia en italiano: geodesia
- Cómo se dice geodesia en catalán: geodèsia
- Cómo se dice geodesia en portugués: geodésia

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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