Muchas veces nos confundimos en la escritura de ciertas palabras al no saber cuándo usar la ‘c’ y cuándo la ‘s’, 2 consonantes que suenan igual si van seguidas de las vocales -e,-i. Para que no cometas errores ortográficos, te iremos ayudando en esto y hoy veremos un caso típico al mostrarte cómo se escribe fución o fusión.
Algunos ejemplos de dudas de escritura en relación al uso de la ‘c’ y la ‘s’ son incipiente o insipiente, distensión o distención, concenso o consenso y cesión o sesión, entre otros.
La palabra ‘fución‘ no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) por lo que no forma parte del idioma español. Siendo así, frases como «La fución entre 2 compañías» y «Una fución nuclear» son incorrectas.
La forma correcta de escribir la palabra es ‘fusión‘, y según la RAE y otros diccionarios su definición es ‘paso de un cuerpo del estado o fase sólida a la líquida por medio del calor’.
- El punto de fusión de este metal es altísimo.
- ELa fusión del hielo en agua ocurre a partir de los 0ºC.
Sin embargo, también podemos usar el término ‘fusión‘ para denotar la reducción a una sola cosa de dos o más cosas distintas:
- La fusión entre 3 compañías en una sola creará un conglomerado gigante.
- La fusión nuclear es cuando 2 o más núcleos atómicos se unen por las altas temperaturas.
Para que puedas aumentar tu vocabulario, pon atención al siguiente listado con los sinónimos de fusión:
- (Traspaso al estado líquido desde el sólido) Disolución, derretimeinto, fundición, licuefacción, licuación.
- (2 cosas que se vuelven una) Asociación, anexión, unión, unificación, reunión, aglutinación, integración.
Cómo se dice fusión en otros idiomas
La palabra’ fusión’ tiene las siguientes traducciones en otros idiomas:
- Cómo se dice fusión en inglés: fusion
- Cómo se dice fusión en francés: fusion
- Cómo se dice fusión en italiano: fusione
- Cómo se dice fusión en catalán: fusió
- Cómo se dice fusión en portugués: fusão
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.