La forma correcta de escritura es expansión, mientras que el término «expanción» no existe en el idioma español por lo que no debes escribirlo terminando en -ción. La razón de la duda en la correcta ortografía al escribir radica en el hecho de que expansión y expanción tienen la misma pronunciación, por lo que son llamadas palabras homófonas.
Ahora que ya hemos aclarado la forma correcta de escritura, te mostramos su definición y otras informaciones útiles en torno a este término.
Cuándo usar expansión
Expansión se define como acción y efecto de expandir o expandirse, pero también se puede usar específicamente como un término de las ciencias de la economía, para referirse a un proceso económico en el que la producción per cápita y el empleo aumentan.
Ejemplos:
- En los ochenta ocurrió la gran expansión de la economía japonesa.
- Nuestra empresa tiene como objetivo una expansión a los otros mercados latinoamericanos.
- El calor provoca que haya expansión del volumen del gas.
- Estos años han visto una loca expansión del mercado de smartphones.
Sinónimos de expansión
- Dilatación
- Ensanchamiento
- Crecimiento
- Agrandamiento
- Desarrollo
- Propagación
- Dispersión
Cómo se dice expansión en otros idiomas
- Cómo se dice expansión en inglés: expansion
- Cómo se dice expansión en francés: expansion
- Cómo se dice expansión en italiano: espansione
- Cómo se dice expansión en portugués: expansão
- Cómo se dice expansión en catalán: expansió
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.