Cómo se escribe ¿Excomulgar o Escomulgar?
Hoy analizaremos a excomulgar o escomulgar, un concepto que se asocia normalmente con la expulsión de alguien de la Iglesia Católica. De origen latino, al ser una palabra que se utiliza en un ambiente más culto, una persona que no esté habituada a ver esta palabra puede caer en equivocaciones. No te sientas avergonzado por errar, ya que este fallo en concreto es muy común, pues la naturaleza del lenguaje oral tiende a acomodarse para poder expresar con menos esfuerzo más palabras.
Escomulgar, con «s» no existe en la RAE, por lo que no la debes usar dicha palabra.
Excomulgar es la forma correcta de escribir la palabra, al estar en los diccionarios de la lengua española y ser aceptada por la RAE. Mostramos sus acepciones principales:
- Apartar a alguien de un culto religioso y de sus sacramentos.
Ejemplo: El sacerdote fue excomulgado por incumplir las normas del clero y casarse con una no creyente. - Dicho coloquialmente; expulsar a alguien de una comunidad o un grupo de gente, rechazando todo trato con esa persona.
Ejemplo: Le excomulgaron de su grupo de póker, al ser muy tramposo, siempre llevaba un as escondido bajo la manga.
La palabra excomulgar tiene algunos sinónimos, que te presentamos a continuación:
- Condenar
- Descomulgar
- Expulsar
- Anatemizar
Cómo se dice excomulgar en otros idiomas
Te mostramos cómo se dice excomulgar en las principales lenguas europeas, lo que te permitirá ampliar tu vocabulario internacional:
- Catalán: excomunicar
- Italiano: scomunicare
- Portugués: excomungado
- Inglés: excommunicate
- Francés: excommunier
- Alemán: exkommunizieren
Explicaciones ortográficas adicionales
Debes saber que, en el caso del prefijo “ex”, siempre se escribe con equis cuando significa fuera o más allá. Si no tienes ganas de pensar en eso, simplemente memorízate la palabra, ya que no existen más reglas específicas para este caso y si quieres sonar todavía más profesional, pronuncia la equis de “ex” como ks.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
Deja una respuesta