Cómo se escribe ¿Eutanasia o Eutanacia?
La forma correcta de escritura es eutanasia. Por otra parte, eutanacia, con «c», no existe en nuestro idioma por lo que nunca se debe escribir de esta forma.
La razón por la que muchos tienen dudas sobre cómo escribir entre eutanasia y eutanacia es que ambas se pronuncian de la misma forma. Ahora que sabes que eutanasia es la forma correcta, te mostramos su definición y otros datos interesantes.
Definición de eutanasia
La eutanasia se define como la intervención deliberada para poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura. Sin embargo, la RAE también le da a la eutanasia el significado de «muerte sin sufrimiento físico».
Ejemplos:
- Mi abuela estaba en estado vegetal por muchos años, así que mi familia decidió hacerle la eutanasia.
- La eutanasia es legal en muchos países, entre ellos, Holanda.
- Eutanasia y suicidio asistido no son lo mismo.
Clasificación de eutanasia
La eutanasia se clasifica de diferentes formas: directa e indirecta según el accionar médico, y voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con la aprobación del paciente informado y consciente.
Según el accionar médico
Eutanasia directa: cuando existe una provocación intencional del médico que busca la terminación de la vida del paciente. Esta a su vez posee dos formas:
- Activa o positiva: se le considera activa o positiva (acción) cuando existe un despliegue médico para producir la muerte de una persona como suministrar directamente algún tipo de fármaco o realizando intervenciones cuyo objetivo es causar la muerte.
- Pasiva o negativa: es pasiva o negativa (omisión) cuando la muerte es producida por la omisión de tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos. En este tipo de eutanasia la actuación del médico es negativa pues su conducta es de «no hacer». En otras palabras, se abandona todo tipo de actividad terapéutica para prolongar la vida de una persona que se encuentre en fase terminal, pues se ha concluido que el tratamiento es inútil para el mejoramiento del paciente.
Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se origina sin la intención de causar la muerte del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería pues uno de los elementos de esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En todo caso, la indirecta se da como resultado de efectuar procedimientos médicos intensos, con intención terapéutica, que pueden producir la muerte.
Según la voluntad del paciente
- Voluntaria: es aquella en la cual es el paciente quien toma la decisión o por terceras personas obedeciendo los deseos que el paciente ha expresado con anterioridad.
- Involuntaria: sucede cuando un tercero toma la decisión sin obtener el consentimiento del paciente (pudiendo obtenerse) o de un pariente de este.
- No voluntaria: ocurre cuando un tercero toma la decisión sin el consentimiento del paciente debido a la imposibilidad de expresarlo.
Etimología de eutanasia
El término eutanasia proviene del latín euthanasia y este del griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/, que significa «buena muerte» o «muerte apacible».

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.

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