Muchas veces no tenemos seguridad de cómo escribir una palabra al tener 2 opciones en la mente, lo cual se da con frecuencia en palabras de poco uso o bien con una construcción gramatical menos usual. En este artículo veremos un caso que confunde a muchos al mostrarte cómo se escribe equinocio o equinoccio.
Algunos casos de dudas de escritura de términos no tan usuales son crac o crack, vis a vis o bis a bis, esmog o smog y orma u horma, entre otros.
Te mostramos entonces cómo se escribe equinoccio o equinocio.
El término ‘equinocio‘ no existe en el idioma español al no ser recogido por la RAE. Por lo tanto, si ves frases como «el equinocio de primavera se celebró en Macchu Picchu con un ritual ancestral» o «el equinocio de invierno es un evento astronómico importante», debes saber que no están correctamente escritas.
‘Equinoccio’ es la forma correcta de escribir la palabra, y según la RAE la definición de equinoccio es ‘época en que, por hallarse el Sol sobre el ecuador, la duración de la noche y del día es la misma en toda la Tierra, lo cual sucede anualmente del 20 al 21 de marzo y del 22 al 23 de septiembre’. Ejemplos:
- El equinoccio de primavera normalmente es celebrado con alegría al dar la bienvenida a los meses cálidos.
El término ‘equinoccio’ tiene su origen en la conjunción de los términos latinos aequus (igual) y nox(noche). Durante el equinoccio, la luz solar incide de igual manera sobre el hemisferio sur y sobre el norte.
En el hemisferio sur, el 20 o 21 de marzo marca el comienzo del otoño mientras que el 22 o 23 de septiembre marca el comienza de la primavera. De manera lógico, lo inverso ocurre en el hemisferio norte. Tanto el solsticio como el equinoccio marcan el comienzo y fin de las estaciones.
¿Cuál es la diferencia entre solsticio y equinoccio?
Los solsticios y equinoccios son eventos que se dan 2 veces en el año cada uno. Los solsticiosestán separados 6 meses entre uno y otro y marcan los días en que los hemisferios norte y sur reciben su máxima y mínima luz solar, en verano e invierno respectivamente.
El solsticio de verano en el hemisferio norte cae el 21 o 22 de Junio (siendo su día más largo) y el solsticio de invierno cae el 21 y 22 de Diciembre (su día más corto), y lo opuesto ocurre en el hemisferio sur.
Por otra parte, los equinoccios ocurren aproximadamente en el tiempo medio entre los solsticios (Septiembre y Marzo) y a diferencia de estos, marcan cuando los días y noches son iguales en ambos hemisferios.
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.