Cómo se escribe ¿Enseguida o En seguida?
Hoy hablaremos de un adverbio que evoca la inmediatez de una acción, y te aclaremos cuál es la diferencia entre 2 posibles palabras: enseguida o en seguida. Otros adverbios con similar problemática (de si incluir o no un espacio) son A veces o aveces o bien asimismo o así mismo. La mejor forma de superar las dudas en cómo se escriben las palabras es con una lectura constante, y verás que naturalmente tendrás más claridad en la ortografía.
Te mostramos cómo se escribe: enseguida o en seguida.
En seguida
El adverbio ‘en seguida’ es reconocido por la RAE, por lo que existe en el idioma español. Dado que significa lo mismo que enseguida, te mostramos a continuación su significado.
Enseguida
‘Enseguida’ es la forma recomendada por la RAE para el adverbio, y te mostramos su significado:
- Inmediatamente después en el tiempo o espacio.
Ejemplo: Después de comer se fue enseguida al trabajo.
Ejemplo: Cruzando la calle, enseguida está el café. - Realizar algo en un espcio de tiempo corto.
Ejemplo: Enseguida lo llamo de vuelta. - Con gran facilidad.
Ejemplo: Enseguida él se deprimía.
Cómo se dice enseguida en otros idiomas
El adverbio enseguida se traduce así en las principales lenguas europeas:
- Inglés: right away, inmediately, promptly
- Francés: tout de suite, aussitôt
- Portugués: imediatamente
- Italiano: subito
- Alemán: sofort
- Catalán: seguida
¿Enseguida o en seguida? Como podrás ver, ambas opciones existen en el español, pero ‘enseguida’ se refiere a un adverbio mientras que en seguida se refiere a una locución adverbial, al estar compuesta de 2 palabras y no una.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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