Cómo se escribe ¿Ejecución o Ejecusión?
Ejecusión y ejecución se pronuncian de la misma forma, razón por la que son palabras homófonas, aunque solo una de ellas es correcta. La forma adecuada de escribir es ejecución, mientras que el término «ejecusión» no existe por lo que nunca debes escribirlo de esta forma.
Ahora que ya sabes la palabra correcta, te enseñamos su definición, ejemplos y otras útiles informaciones.
Cuándo usar ejecución
«Ejecución» se define como la acción y efecto de ejecutar. Es muy usado de forma específica para referirse a las obras musicales, artísticas y pictóricas.
Ejemplos:
- La ejecución de ese baile fue perfecta.
- Un pintor con una gran ejecución del pincel.
- La ejecución de este programa es demasiado lenta. Hay que apagar mejor el computador.
En algunos casos, «ejecución» puede referirse al ajusticiamiento de muerte que se da a prisioneros o condenados.
- El opositor sufrió la ejecución pública por haber sido considerado traidor a la patria.
- La ejecución del condenado tendrá lugar a fin de mes.
Sinónimos de ejecución
Cuando ejecución se refiere a la acción y efecto de ejecutar, te mostramos sus principales sinónimos:
- Realización
- Conclusión
- Confección
- Cumplimiento
- Práctica
- Hechura
Cómo se dice ejecución en otros idiomas
- Cómo se dice ejecución en inglés: execution
- Cómo se dice ejecución en francés: exécution
- Cómo se dice ejecución en italiano: esecuzione
- Cómo se dice ejecución en portugués: execução
- Cómo se dice ejecución en catalán: execució

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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