Cómo se escribe ¿Divorcio o Diborcio?
Al igual que muchas otras palabras en español, la “v” y la “b” se utilizan indistintamente al hablar, por lo que, para un hablante poco versado en gramática (o quizá alguien que esté aprendiendo el idioma) le resulta muy difícil redactar de manera correcta palabras que contengan una de estas letras o bien ambas.
En este artículo hablaremos de un caso de este tema, al mostrarte cómo se escribe: divorcio o diborcio. Algunos ejemplos interesantes de dudas también en relación a ambas consonantes son: individuo o indibiduo, diván o dibán y rabo o ravo, entre otros.
Te mostramos cómo se escribe: diborcio o divorcio.
La palabra ‘diborcio’ no está registrada en la RAE por lo que no forma parte del idioma español, por lo que debes evitar escribirla con b. Si ves frases como ‘el diborcio entre ambos actores salió en todos los periódicos’ debes saber que están mal escritas.
‘Divorcio’ es la forma correcta de escribir la palabra. y su significado es ‘acción y efecto de disolver un matrimonio por medio de la sentencia de un juez’. Ejemplos:
- Tras varios años de relación, decidió pedir el divorcio y separarse de su marido, ya no aguantaba más tantos engaños.
- Hay más divorcios que casamientos registrados este año en el país.
Asimismo, ‘divorcio’ también puede referirse a una divergencia o separación en general entre dos posturas.
- Los casos de corrupción gubernamental crearon un divorcio entre el presidente y su electorado.
Sinónimos
Separación, ruptura, descasamiento, disolución.
Explicaciones ortográficas adicionales
Al poseer el prefijo “div-“resulta muy efectivo recordar la siguiente norma gramatical:
Todas las palabras que contengan el prefijo “div-“se escriben siempre con “v”, a excepción de dibujar (y sus derivados) y dibranquial.
La razón detrás de esta locura lingüística que trae de cabeza a muchos no es otra que el respeto de la ortografía española por el origen etimológico de las palabras, algo que se llevaba haciendo hasta principios del siglo XVIII y que no ha cambiado desde entonces. Si además se destaca que “divorcio” proviene del latín “divortium”, se comprende fácilmente que lo único que han hecho es mantener la “v” latina y que, por tanto, es la manera aceptada de escribir.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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