Cómo se escribe ¿Despiece o Despiese?
Despiece y despiese son palabras homófonas, esto es, que tienen idéntica pronunciación. Esto no es problema al momento de hablar pero puede serlo al momento de escribir. Debemos entonces aclarar desde ya que despiece es la forma correcta de escritura, mientras que el término «despiese» no existe en el idioma español.
Ahora que ya está aclarada la forma correcta de escribir la palabra, te mostramos su definición y otras importantes informaciones anexas.
Cuándo usar despiece
Despiece es un sinónimo de despiezo y se define como la acción y efecto de despiezar, esto es, se refiere al acto de dividir una obra en las distintas partes que la componen o bien el de cortar un material de conformidad con la estructura de la obra, en el mundo de la ingeniería y la arquitectura, aunque también pueda referirse a desmembrar un animal.
- Esta desarmaduría de dedica al despiece de coches viejos para su posterior venta.
- Esta empresa es la encargada del despiece y posterior transporte de los animales muertos.
- El arquitecto va a entregar una lista con el despiece para hacer los planos de la casa con el software de diseño.
Sinónimos de despiece
- Corte
- Recorte
- Desmembramiento
- Descuartizamiento
- Cercenamiento
- Reducción
Cómo se dice despiece en otros idiomas
Cuando despiece se refiere en forma general a la acción y efecto de despiezar, te mostramos cómo se traduce:
- Cómo se dice despiece en inglés: cutting, carving-up
- Cómo se dice despiece en francés: découpage, découpe
- Cómo se dice despiece en portugués: desmonte, desmontagem
- Cómo se dice despiece en catalán: especejament

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.

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