La palabra adecuada es «cojo«, que puede ser bien alguien con un mal en la pierna o pie, o bien referirse a agarrar o prender una persona u objeto.
En caso de que una palabra suene como una “j”, se escribe siempre con dicha consonante, salvo en los casos en los que vaya acompañada de las vocales “e” o “i”.
Algunos ejemplos de dudas que aparecen por no saber el uso de la ‘g’ y ‘j’ en las palabras son dije o dige, recojer o recoger, regente o rejente y protege o proteje, entre otros.
Cogo
La palabra ‘cogo‘ no está bien escrita al no ser reconocida por el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) como una conjugación válida del verbo coger, que sí se escribe con ‘g’. Por lo tanto, si ves frases como ‘ahora mismo cogo lo que dejé caer al suelo’, debes saber que están mal escritas.
Cojo
La forma correcta de escritura es ‘cojo’, con j, correspondiendo a la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo coger. Algunos ejemplos:
- Ahora mismo cojo lo que boté al suelo.
- Si no cojo los tomates hoy, estarán muy maduros.
- Cojo con normalidad este canal en la TV.
También hay que notar que ‘cojo’ también se refiere a un adjetivo que denota a una persona que cojea o manca, normalmente a causa de la vejez o un accidente:
- Él está cojo porque se fracturó el fémur.
- Mi abuelo ya está cojo por los años que tiene.
Se puede encontrar la palabra en la RAE, trayendo todas estas definiciones:
- Agarrar a alguien o algo.
- Ejemplo: Cojo a mi novia del brazo.
- Recolectar algún objeto o cosa.
- Ejemplo: Cojo la fruta que cae del árbol.
- Descubrir un secreto o engaño, pillar desprevenido.
- Ejemplo: Cojo sin dudarlo a mi pareja cuando le pregunto si me quiere.
- Ocupar un sitio.
- Ejemplo: Cojo el asiento del autobús antes de que llegue la gente.
- Persona que cojea por lesión o falta de pierna o pie.
- Ejemplo: Ese hombre está cojo, puesto que lleva muletas.
- Dicho de una cosa material; que se balancea de un lado a otro.
- Ejemplo: La silla está coja en esta de sus patas; casi me caigo.
- Haciendo referencia a algo inmaterial; que no se encuentra bien argumentado.
- Ejemplo: Su reflexión cojeaba por todas partes; nadie le creyó.
Sinónimos de cojo
Consulta cualquiera de estos sinónimos para sonar mucho más profesional:
Asir, agarrar, sujetar, tomar, prender, atenazar, aferrar, trabar, llegar, alcanzar, mutilado, renco, tullido.
Cómo se dice “cojo” en otros idiomas
Daremos en esta ocasión las traducciones tanto para el verbo “coger” como para el adjetivo “cojo”:
- Cómo se dice “cojo” en inglés: take, lame person
- Cómo se dice “cojo” en francés: prender, boiteux
- Cómo se dice “cojo” en portugués: pego, coxo
- Cómo se dice “cojo” en italiano: prendere, zoppo
- Cómo se dice “cojo” en alemán: ergreifen, lahm
Cómo se conjuga el presente de coger
De forma de que puedas comprender bien cómo usar este verbo, te mostramos la conjugación del presente de indicativo del verbo coger:
- Yo cojo
- Tú coges
- Él, ella, ud. coge
- Nosotros cogemos
- Vosotrs cogéis
- Ellos cogen
Así pues, no está de más recordarte que «cogo» está mal redactado.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.