La forma correcta de escritura es «coeficiente«, mientras que «coefisiente» no existe en el idioma español, por lo que se debe evitar escribirla así.
Coeficiente y coefisiente se pronuncian de la misma forma por lo que son consideradas palabras homófonas, lo que añade confusión en muchas personas sobre cómo escribir correctamente. Ahora que ya saber la palabra correcta, te mostramos cómo usarla correctamente.
Cuándo usar coeficiente
Coeficiente se define, en el mundo de la física, como la expresión numérica de una propiedad o característica de un cuerpo, que generalmente se presenta como una relación entre dos magnitudes. Ahora bien, en el mundo de la matemática, coeficiente se define como un factor constante que multiplica una expresión, situado generalmente a su izquierda. Es, en este último caso, un sinónimo de «factor» o «multiplicador».
Ejemplos:
- Mi nieto tiene un coeficiente de inteligencia altísimo.
- Debo calcular un coeficiente numérico.
- No conozco ese coeficiente de dilatación térmica.
Por otra parte, coeficiente también indica algo que que juntamente con otra cosa produce un efecto.
Coeficientes conocidos
En el mundo de la física, existen varios coeficientes que son muy usados, y te mostramos algunos de ellos:
- Coeficiente de rozamiento
- Coeficiente de arrastre
- Coeficiente de dilatación
- Coeficiente de atracción
- Coeficiente de restitución
- Coeficiente de difusión
- Coeficiente de resistividad
- Coeficiente isotérmico
- Coeficiente de seguridad
- Coeficiente de escorrentía
- Coeficiente de escurrimiento
Cómo se dice coeficiente en otros idiomas
- Cómo se dice coeficiente en inglés: coefficient
- Cómo se dice coeficiente en francés: coefficient
- Cómo se dice coeficiente en italiano: coefficiente
- Cómo se dice coeficiente en portugués: coeficiente
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.