Cómo se escribe ¿Calzones o Calsones?
En los países latinoamericanos, los términos calsones y calzones se pronuncian de la misma forma, razón por la que muchos se confunden sobre su correcta escritura. La forma adecuada de escribir es calzones, mientras que calsones es una incorrección lingüística por lo que nunca debes escribir la palabra con «s». Ahora que ya sabes la palabra correcta, te mostramos su definición y ejemplos.
Definición de calzones
Calzones se define como el plural de calzón, que a su vez significa una prenda de vestir con dos perneras, que cubre el cuerpo desde la cintura hasta una altura variable de los muslos, aunque tiende a usarse más para referirse a la ropa interior femenina.
Ejemplos:
- Vamos a colgar los calzones y camisas afuera ya que hace sol.
- A las mujeres les gusta usar calzones de color blanco o rosa.
Cómo se dice calzón en otros idiomas
Cuando calzón se refiere específicamente a la prenda de ropa interior femenina, te mostramos cómo se traduce en otras lenguas:
- Cómo se dice calzón en inglés: panties
- Cómo se dice calzón en francés: culotte
- Cómo se dice calzón en italiano: mutandine
- Cómo se dice calzón en portugués: calção

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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