Cómo se escribe ¿Boca o Voca?
La forma correcta de escritura es boca, con b, ya que voca no existe en el idioma español por lo que nunca debes escribirla de esa forma.
Es normal que existan dudas sobre si escribir ciertas palabras con b o v, ya que ambas letras se pronuncian de forma parecida, aunque no idéntica.
Cuándo usar boca
Boca es una palabra que tiene múltiples significados, así que te los iremos mostrando uno a uno y con ejemplos:
- Abertura anterior del tubo digestivo, situada en la cabeza y que da entrada a la cavidad por donde conecta con el aparato respiratorio. Ej: La boca y la nariz es por donde respiramos.
- Cavidad en la cual están colocados la lengua y los dientes. Ej: Las personas y los animales comen y mastican a través de la boca.
- Gusto o sabor de un vino. Ej: Este chardonnay tiene buena boca.
- Entrada o salida. Ej: La boca de un río, cañón, calle.
- Órgano de la palabra. Ej: Ningún reclamo salió de su boca.
- Persona o animal a quien se mantiene y da de comer. Ej: Tengo tres bocas que alimentar en esta casa.
Cómo se dice boca en otros idiomas
Cuando nos referimos a la cavidad donde están ubicados los dientes y la lengua, te mostramos cómo se traduce boca:
- Cómo se dice boca en inglés: mouth
- Cómo se dice boca en francés: bouche
- Cómo se dice boca en italiano: bocca
- Cómo se dice boca en catalán: boca

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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