Cómo se escribe ¿Azul o Azúl?
Hoy hablaremos de cómo escribir correctamente entre 2 palabras homófonas, esto es, que suenan igual pero que se escriben diferente. Estas palabras causan mucha confusión al intentar escribirlas por su igual sonido, y no es la excepción en el caso que veremos en este artículo, de si escribir azúl o azul, que denota el color que todos conocemos similar al del mar, pero que a muchos les deja dudas sobre cómo escribirlas correctamente.
Otros ejemplos de dudas que aparecen por no saber si va o no la tilde en la palabra son mas o más, diálogo o dialogo, este o esté y gracias o grácias, entre otros casos.
“Azul”, sin tilde, es incorrecto por lo que debes evitar escribirla de esta forma.
Azul
“Azul” es la palabra correcta, con tilde. Esto se debe a que las palabras agudas (como azul) sólo llevan tilde cuando terminan en n, s o vocal. Así lo reconoce la RAE, que nos muestra los siguientes significados para azul:
- Color como el del cielo o del agua, ocupando el quinto lugar en el espectro solar.
Ejemplo: El azul del mar se intensificó con la luz del sol. - Miembro del cuerpo policial (Méx.)
Ejemplo: Llegaron los azules a dispersar la marcha.
¿Cómo se dice azul en otros idiomas?
De forma de ampliar tu vocabulario en otras lenguas, te mostramos cómo decir azul en algunas de ellas:
- Catalán: blau
- Italiano: blu
- Inglés: blue
- Francés: bleu
- Portugués: azul
- Alemán: blau
-
Algunas tonalidades del azul
El azul también tiene algunas tonalidades, y frecuentemente se ocupan varias de ellas en exresiones:
- Azul celeste
- Azul marino
- Azul turquí
- Azul de Sajonia
- Azul de cobalto
- Azul de Prusia

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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