Cómo se escribe ¿Asimismo, Así mismo y A sí mismo?
En este artículo analizaremos a 3 palabras homófonas, que suenan igual pero se escriben diferente: asimismo, a sí mismo y así mismo. Seguramente, más de alguno se habrá confundido sobre el correcto uso de estas palabras, pero no es tan complicado como parece. Además, te recomendamos siempre tener el hábito de la lectura, que te ayudará a recordar mejor cómo se escriben las palabras en general, mejorando tu ortografía notablemente.
Algunos ejemplos de dudas en relación a si usar espacio o no en palabras o locuciones son por lo tanto, por tanto o portanto, de más o demás, deacuerdo o de acuerdo y no sé, nose o no se, entre otros.
La palabra asimismo es un adverbio y existe en la RAE, y por tanto, en el idioma español. Es una locución adverbial afirmativa y te mostramos qué significa exactamente:
- Igualmente, de la misma manera, también.
Ejemplo: Los operarios deberán traer, asimismo, un casco para entrar a la mina. - Sirve para agregar algo más a lo ya mencionado.
Ejemplo: Podrás acceder al sistema y asimismo cambiar los archivos.
Así mismo también existe en el español significando lo mismo que asimismo (“también” o “además”), aunque esta última es preferida por la RAE. Ejemplos:
- Se mostraron las cifras negativas de la economía en el Congreso. Así mismo, se señala en el gobierno que la crisis se superará el próximo año.
- Pedro cantará una canción en el festival. Así mismo, María deberá hacerlo a continuación.
- Al igual que su padre, así mismo, Carlos será doctor.
A sí mismo
Esta conjunción de 3 palabras (preposición “a” + el reflexivo “sí” + adjetivo “mismo”) también existe en el español se refiere a una ‘acción realizada hacia la propia persona’. Ejemplos:
- Ella se penó a sí misma.
- Pedro se vanagloria a sí mismo todo el tiempo.
- Juana y Roberto se gustan a sí mismos.
Notar que el adjetivo “mismo” admite variaciones de género y número, pudiendo ser femenino o masculino, así como plural y singular.
Esperamos te hayan quedado claras las diferencias entre asimismo, así mismo y a sí mismo, sabiendo ahora que todas son correctas pero que su uso adecuado dependerá del contexto de la frase.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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