Cómo se escribe ¿Ascensor o Asensor?
La pronunciación de las consonantes ‘c’ y ‘s’ son similares en nuestro idioma español cuando van seguidas de las vocales e,i. Siendo así, el confundir una letra por la otra es algo bastante común siendo una de las causas más frecuentes de errores ortográficos en la escritura. En este artículo hablaremos de un ejemplo típico de esta problemática al mostrarte cómo se escribe ascensor o asensor.
Algunos ejemplos de dudas de escritura en relación al uso de la ‘c’ y la ‘s’ son amorsito o amorcito, esenario o escenario, creser o crecer y cede o sede, entre otros.
Si buscamos la palabra ‘asensor’ en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) veremos que no está registrada por lo que no forma parte del idioma español. Por lo tanto, escribir frases como las siguientes está incorrecto:
- Nos subimos al asensor.
- Este asensor llega hasta el 10º piso.
La forma correcta de escribir la palabra es ‘ascensor‘, con /-sc/ y según la RAE y otros diccionarios, ascensor se define como un ‘aparato eléctrico que sirve para subir y bajar personas o cosas de un piso a otro en un edificio’. Ejemplos de su correcto uso:
- Este ascensor tiene capacidad máxima de 8 personas.
- Este edificio cuenta con 8 ascensores que llevan a las personas a distintos sectores o pisos.
La grafía /-sc/ también debe extrapolarse a otras palabras de la misma familia, como ascender, ascensión, ascenso, etc.
Cómo se dice ascensor en otros idiomas
Te mostramos cómo se traduce ascensor en otros idiomas, para que puedas expresarte con mejor vocabulario en ellos:
- Cómo se dice ascensor en inglés: lift
- Cómo se dice ascensor en francés: ascenseur
- Cómo se dice ascensor en italiano: ascensore
- Cómo se dice ascensor en portugués: elevador
- Cómo se dice ascensor en catalán: ascensor

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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