En español existen muchas palabras que tienen otra muy parecida en la escritura y pronunciación, lo que provoca que muchas veces cuando queremos expresar una idea no tenemos seguridad de cuál opción escoger, lo que puede llevarnos a cometer errores ortográficos. En este artículo de Spoots veremos un caso de aquello al mostrarte cómo se escribe: aureola o aréola.
Algunos ejemplos de dudas de escritura en relación a palabras parecidas entre si son ardid, ardí o ardi, aprehensión o aprensión, asunción o ascensión y afín, a fin o afin, entre otros interesantes casos. Pon atención porque te mostramos en detalle la diferencia entre aréola y aureola.
Aréola
El término aréola, que también puede llamarse areola (sin tilde), existe en el español al ser registrado en los anales de la Real Academia Española (RAE). Este es un término muy usado en la Medicina, y en particular en la Dermatología, pues se refiere a cualquier área circular pequeña en la piel, como por ejemplo al círculo de color rojizo y algo moreno que rodea al pezón.
La areola o aréola también puede usarse para referirse al área circular que aparece alrededor de una espinilla como causa de la inflamación. En las mujeres, la areola contiene en su interior a las glándulas mamarias, las cuales proveen leche al bebé por medio de varios conductos lactíferos, que son pequeñas aberturas en la superficie de la areola.
En cuanto a los colores, no todas las aréolas son iguales, pues las hay de diferents tamaños, rugosidades y colores. En lo que se refiere al tamaño, una aréola normal tiene entre 2-4 cm de diámetro, y las tonalidades pueden ir desde el rosado hasta el marrón oscuro.
Por último, debemos notar que el área de la aréola y el pezón es para muchas mujeres una zona erógena, muy sensible al tacto, las caricias y las lamidas, pudiendo ser parte de los juegos previos a una relación sexual.
Aureola
La palabra aureola, si bien es muy parecida a areola o aréola, tiene un significado totalmente diferente. Podemos decir que una definición bastante completa de aureola es: ‘círculo luminoso o resplandor que se representa detrás o sobre las cabezas de las imágenes divinas o de santos simbolizando de la gracia de Dios’.
Otras formas de llamar a este resplandor puede ser un aura de luz o disco luminoso, y sin duda los tienes que haber visto en más de alguna ocasión, pues son frecuentes en las imágenes de la fe católica así como están ilustrados en innumerables cuadros del Renacimiento.
Por otra parte, aureola también puede usarse para referenciar al anillo que se ve alrededor de la Luna durante los eclipses de Sol, un fenómeno astronómico que no se da con mucha frecuencia.
Por último, podemos referirnos a la aureola como la fama o admiración que una persona, lugar o cosa recibe por sus atributos. Ejemplos:
- El maestro tenía la aureola de sabio entre sus discípulos.
Ya sabemos ahora que aureola es un símbolo asociado a una representación de lo divino en algunas expresiones artísticas sobre todo de la fe católica. Pues bien, conozcamos ahora algunos sinónimos de aureola, en su significado de disco de luz sobre la cabeza de alguien considerado santo:
- Corona
- Aura
- Disco
- Resplandor
- Nimbo
- Halo
- Fulgor
- Diadema
- Lauréola
En lo que concierne a su significado de admiración hacia alguien por sus atributos, algunos sinónimos de aureola pueden ser fama, popularidad, aura, gloria, renombre, celebridad, etc.
Cómo se dice aureola en otros idiomas
De forma de poder expresarse mejor al viajar por otros países, es importante adquirir vocabulario. Por ello, te mostramos a continuación cómo se traduce aureola en otros idiomas:
- Cómo se dice aureola en inglés: halo, aureole
- Cómo se dice aureola en francés: auréole
- Cómo se dice aureola en italiano: aureola
- Cómo se dice aureola en portugués: halo
- Cómo se dice aureola en catalán: aurèola
Esperamos te haya quedado clara la diferencia entre aureola y areola, sabiendo ahora que ambas significan cosas muy diferentes.
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Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.