En los países latinoamericanos, la pronunciación de las letras «s» y «z» es la misma, razón por la que al hablar, el sonido de anzuelo y ansuelo es el mismo (salvo en España). Cada vez que esto sucede, existe confusión sobre la ortografía al escribir.
Debemos aclarar entonces que la palabra correcta es anzuelo, mientras que, por otra parte, «ansuelo» no existe en el español por lo que nunca debes escribirla con «s». Ahora que ya está aclarada la correcta ortografía, te enseñamos su definición y más.
Definición de anzuelo
El anzuelo se define como el arpón o garfio, pequeño por lo común, de hierro u otro metal, que, pendiente de un sedal o alambre y, puesto en él algún cebo, sirve para pescar.
- Siempre me atrajo pescar en el río pero nunca me gustó clavar la carnada viva en el anzuelo.
- Pescar es mucho más fácil cuando utilizas el anzuelo correcto.
Sin embargo, «anzuelo» también tiene un sentido más general, equivaliendo a «aliciente» o «atractivo», generalmente con el objeto de embaucar o atraer a alguien.
- Su insinuación sirvió de anzuelo para invitarla a salir.
- La madre usó las golosinas como anzuelo para que su hija le obedeciese.
Sinónimos de anzuelo
Cuando «anzuelo» se usa como un aliciente para atraer a alguien, sus sinónimos son:
- Trampa
- Atractivo
- Aliciente
- Cebo
- Incentivo
Cómo se dice anzuelo en otros idiomas
- Cómo se dice anzuelo en inglés:
- Cómo se dice anzuelo en francés:
- Cómo se dice anzuelo en italiano:
- Cómo se dice anzuelo en portugués: anzol
- Cómo se dice anzuelo en catalán:
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.