Cómo se escribe ¿Antier o Anteayer?
Muchas veces queremos escribir o hablar una palabra pero tenemos más de una alternativa en la mente, y esto nos puede confundir mucho, llegando en algunos casos a cometer faltas ortográficas. En este artículo veremos un caso de esto al mostrarte cómo se escribe antier o anteayer.
Algunos ejemplos de dudas de escritura entre 2 términos similares son resolvido o resuelto, freído o frito, andrógino o andrógeno y supervivencia o sobrevivencia, entre otros.
Pon atención porque te contamos cómo se escribe antiayer o antier.
Al contrario de lo que muchos podrían pensar, el término ‘antier‘ es recogido por la RAE por lo que es correcto usar esta palabra para referirse al día anterior a ayer:
- Antier tuve que ir al banco, y ayer me aprobaron la solicitud.
- No recuerdo si te contesté tu correo ayer o antier.
La palabra ‘anteayer‘ también es usada para referirse al día inmediatamente antes de ayer, y es la forma más usada y popular, por sobre el uso de ‘antier’. Ejemplos:
- Si me llamaste anteayer, la verdad es que no lo recuerdo.
- Si hoy estamos a 18 de Agosto, anteayer era el 16.
Cómo se dice anteayer en otros idiomas
Siempre es útil tener un buen vocabulario en otras lenguas, por lo que presta atención para que veas cómo se traduce anteayer en otros idiomas:
- Cómo se dice anteayer en inglés: day before yesterday
- Cómo se dice anteayer en francés: avant-hier
- Cómo se dice anteayer en italiano: l’altro ieri
- Cómo se dice anteayer en portugués: anteontem, antes de ontem
- Cómo se dice anteayer en catalán: abans d’ahir
¿Cómo se dice: anteayer o antier? Esperamos te haya quedado claro que ambas palabras existen en el español por lo que puedes usar indistintamente una u otra. Sin embargo, ‘anteayer’ es la forma más usada.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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