Cómo se escribe ¿Altamar o Alta mar?
Es común confundirse en la escritura de algunas palabras pues no se sabe a ciencia cierta si van escritas juntas o separadas. Ya que al hablar esto no nos presenta problemas, sí ocurre cuando intentamos escribir varias de ellas. En este artículo veremos un caso de esto, al analizar si escribir altamar o alta mar.
Algunos ejemplos de dudas sobre si escribir las palabras juntas o separadas son malcriado o mal criado, medioambiente o medio ambiente, a donde o adonde y malentendido o mal entendido, entre otros.
La conjunción ‘alta mar‘ es reconocida por la Real Academia Española (RAE) por lo que es correcto escribirla de esta forma, y significa ‘parte del mar que se encuentra a gran distancia de la costa’. Ejemplos:
- Nos embarcamos en un viaje por alta mar en el velero.
- Hay reportes de un naufragio del ferry en alta mar.
La palabra ‘altamar‘, escrita toda junta, también es reconocida por la RAE por lo que se puede usar indistintamente junto a ‘alta mar’:
- Nos fuimos a bucear en altamar.
La palabra ‘altamar‘ también es reconocida por la RAE, por lo que puede ser usada indistintamente junto a ‘alta mar’, teniendo el mismo significado:
- Cristobal Colón se embarcó hacia altamar desde Puerto de Palos en 1492.
Cómo se dice altamar en otros idiomas
Te contamos cómo se traduce altamar en las principales lenguas:
- Cómo se dice altamar en inglés: high seas
- Cómo se dice altamar en francés: haute mer
- Cómo se dice altamar en italiano: al largo
- Cómo se dice altamar en portugués: alto mar
- Cómo se dice altamar en catalán: altamar

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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