Cómo se escribe ¿Alienado o Alineado?
Muchas veces queremos escribir o pronunciar un concepto o palabra, pero nos confundimos al no saber a ciencia cierta si debe ser comunicada de esa manera, quizás por haber visto alguna otro término parecido en otro lugar que podría usarse, y el tener esta confusión puede llevarnos a elegir de mala forma una palabra. En este artículo veremos un caso de esta problemática al mostrarte cómo se escribe: alienado o alineado.
Algunos ejemplos interesantes de dudas de escritura en relación a términos similares entre sí son aséptico y ascético, eructar o eruptar, cotidianeidad o cotidianidad y canónigo o canónico, entre otros. Pon entonces atención para comprender bien la diferencia entre alineado y alienado.
El término alienado existe en el español al ser reconocido por la RAE, y en algunos diccionarios se define como una persona que sufre una alteración o trastorno de la razón y los sentidos. En la RAE la definición es ‘loco, demente’. Por lo tanto, usamos alienado cuando queremos referirnos a alguien que no está en sus cabales o que ha perdido su juicio. Ejemplos:
- Este muro parece haber sido pintado por un alienado o drogado.
- Ella está alienada desde que murieron ambos padres en un accidente.
Por otra parte, el término alienado también tiene el significado de ‘persona o grupo que ha sufrido una pérdida de su identidad’. Ejemplo:
- Esta es una sociedad alienada, totalmente influenciada por un materialismo importado de otros países.
Alineado
La palabra alineado también existe en el español, aunque con un significado totalmente diferente al de alienado. Más concretamente, alineado es un adjetivo que puede definirse como ‘alguien que ha tomado posición o partido en un conflicto’. Otro diccionario la define como ‘que está relacionado o vinculado a una tendencia ideológica o de otro tipo y que ha tomado partido por ella’. Ejemplos:
- Mucha gente en Alemania estuvo alineada con los comunistas durante la Guerra Fría.
- Un gobierno no alineado con las naciones defensoras del capitalismo.
Muchas veces,como en el último ejemplo, se usa la conjunción ‘no alineado’ para expresar la neutralidad de ciertas instituciones o gobiernos ante influencias externas.
Por último, hay que mencionar que muchas veces también se puede usar alineado como el participio del verbo alinear, el cual significa ‘colocar en línea recta algunas personas o cosas’, siendo muy utilizado en el lenguaje de la mecánica automotriz o de maquinarias. Ejemplos:
- El texto del documento no está alineado a la izquierda.
- Este coche necesita un alineado en las ruedas.
Sinónimos de alienado
Para que comprendas mejor su significado, te mostramos a continuación los principales sinónimos de alienado:
- Loco
- Trastornado
- Desequilibrado
- Demente
- Enajenado
- Perturbado
- Chiflado
- Majareta
Cómo se dice alineado en otros idiomas
Para que puedas expresarte con más soltura en otras lenguas, es fundamental conocer cómo se traduce alineado en algunas de ellas:
- Cómo se dice alineado en inglés: aligned
- Cómo se dice alineado en francés: alignés
- Cómo se dice alineado en italiano: allineati
- Cómo se dice alineado en portugués: alinhado
- Cómo se dice alineado en catalán: alineat
Esperamos te haya quedado clara la diferencia entre alienado y alineado, esperando que la próxima vez que debas utilizar uno de estos términos lo puedas hacer de forma clara y sin esfuerzo.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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