Cómo se escribe ¿Alevosía o Alevocía?
La palabra correcta es alevosía, mientras que alevocía no existe en el español, por lo que nunca debes escribirla con «b». La razón por la que muchos se confunden sobre la correcta escritura entre alevosía y alevocía es que ambas palabras son homófonas, o sea, suenan igual. Ahora que ya sabes que «alevosía» es la forma correcta de escritura, te mostramos su definición y cómo utilizarla correctamente.
Cuándo usar alevosía
Alevosía es un término que se usa mucho en el mundo del derecho y de las leyes, y se refiere a la precaución que toma un delincuente para cometer un delito contra personas o propiedades sin correr ningún riesgo y que produce el agravamiento de la pena.
En otras palabras, la alevosía ocurre cuando una persona usa métodos o medios que impidan a la víctima poder defenderse, o bien, que no permitan a un tercero intervenir en favor de la víctima. Por lo tanto, la alevosía es un sinónimo de premeditación.
Ejemplos:
- El juez determinó que el acusado cometió el homicidio con premeditación y alevosía.
- Todo tipo de abuso sexual es un crimen con alevosía.
- El criminal actuó con alevosía al comprobarse que espió a su víctima durante varios días para planificar su delito.
Alevosía también puede significar «traición».
Ejemplos:
- Se comprobó que ella mintió con alevosía.
- Al renegar de su religión, se consideró que actuó con alevosía.
Cómo se dice alevosía en otros idiomas
- Cómo se dice alevosía en inglés: premeditation
- Cómo se dice alevosía en francés: préméditation
- Cómo se dice alevosía en italiano: tradimento
- Cómo se dice alevosía en catalán: traïdoria
- Cómo se dice alevosía en portugués: aleivosia

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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