Cómo se escribe ¿Abceso, Absceso o Abseso?
Las consonantes ‘c‘ y la ‘s‘ tienen sonidos similares cuando van seguidas de las vocales e,i. Esto hace que al hablar no haya mayores problemas en varias palabras pero sí que apaezcan al intentar escribirlas. En este artículo veremos un caso desafiante a este respecto mostrándote cómo se escribe: abseso, abceso o absceso.
Algunos casos de dudas de escritura en relación al uso de la ‘c’ por la ‘s’ y viceversa son consejal o concejal, asechar o acechar, serrar o cerrar y sien o cien, entre otros.
La palabra ‘abseso‘ no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE) por lo que no debe escribirse así.
La palabra ‘abceso‘ tampoco está registrada en la RAE por lo que también debes evitar escribirla de este modo.
La forma correcta de escritura es ‘absceso‘, la cual es definida como ‘acumulación de pus en un tejido orgánico, formando una cavidad de tipo anormal’. El absceso se produce entonces cuando un área del tejido es infectada y el sistema inmune del cuerpo lo combate, acumulándose los glóbulos blancos en el tejido dañado alrededor de la infección.
Algunos tipos de abscesos frecuentes son:
- Absceso cerebral
- Absceso abdominal
- Absceso dental
- Absceso cutáneo
- Absceso de la médula espinal
- Absceso anorrectal
¿Cómo se dice: absceso, abseso o abceso? No te confundas pues la única palabra existente es ‘absceso‘.

Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.
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