El número 126 escrito en letras es Ciento veintiseis.
Es decir, si se precisa saber cómo se debe escribir 126 en letras, ya sea porque se precisa saber como se lee de forma correcta o de qué manera debe ser transcrito de manera correcta se va a deber tener en consideración que la manera correcta de «convertir» el 126 en letras sería Ciento veintiseis.
¿En qué momento se usa la escritura de los números en letras?
El uso del 126 en formato de texto dependerá de la tipología del contenido:
- En los textos que sean de carácter científico o técnico, se aconseja el uso de cifras porque es mas claro y brev, por ejemplo el 126.
- En los textos literarios, las reglas ortográficas aconsejan usar letras, en un caso así «Ciento veintiseis», para aquellas cifras con un valor igual o inferior a cien, los números que se escriben con una sola palabra y los números redondos que se expresen en dos palabras
Se debe tomar en consideración que estas son recomendaciones de escritura, sin embargo, lo importante es que exista una homogeneidad en la forma en la que se redacte un texto con las distintas cifras que se vayan a emplear.
¿Hay otra forma de escribir el número 126 en letras?
No, la única forma correcta de escritura de este número impar va a ser Ciento veintiseis. Esto es, no existen varias formas de transcribir o pronunciar esta cifra.
Sin embargo, en ocasiones puede tergiversarse la pregunta de «¿De qué forma escribir el número 126 en letras?» dando por defecto como contestación la manera en la qué se debe redactar el número utilizando las letras, y verdaderamente lo que se desee conocer es la forma en la qué escribe el 126 en nomenclatura romana.
Al escribir un valor usando números romanos se utiliza letras. Por ende, en este caso para escribe en nomenclatura romana el 126 se deberá emplear el símbolo o símbolos DCXXIII, ya que esta combinación de caracteres equivalen a Ciento veintiseis en numerología romana.
Trucos para saber como se escribe el número 126 en letras:
Los números cardinales:
Cuando escribimos una obra literaria o un texto no técnico, la R.A.E. nos aconseja que escribamos los números cardinales con letras, a no ser que se trate de un número muy complejo. Es decir, se escribirán con letras aquellos números que puedan expresarse en tres palabras o menos:
María tiene cuarenta años, ha escrito cuatro novelas y es maestra. En su clase hay treinta y tres pupilos, a los que les ha dicho un millón de veces que deben portarse bien.
Por otra parte, cuando el número a redactar es más largo o complejo, se va a escribir con cifras:
María vive en un pueblo de 25 957 habitantes y cobra 1859 euros al mes.
OJO: no sé si os habéis fijado, mas los números del último ejemplo no llevan un punto o una coma apartando los millares (veinticinco.957 o mil ochocientos cincuenta y nueve). Sé que resulta extraño, pero la nueva normativa de la R.A.E. afirma que los números de 4 cifras NO llevarán separación (mil ochocientos cincuenta y nueve) y los números de 5 cifras o más NO llevarán ni puntos ni comas, sino más bien una separación (veinticinco 957 o 1 trescientos cuarenta y tres 392).
Siempre con cifras:
Hay algunos casos en los que hay siempre que escribir en cifra y no en letra, como el caso de los porcentajes superiores a diez:
El seis por ciento de los pequeños no ha traído los deberes.
Otra excepción que se escribe siempre y en todo momento con una cantidad es la de los números que van después del sustantivo al que se refieren:
María va por la página 3 del libro y duerme en la habitación 130 del hotel.
El 94 por cien de los pequeños ha traído los deberes hechos.
Los porcentajes menores pueden escribirse con letras o con números, conforme prefiera el escritor, siendo siempre y en todo momento más recomenrable para una novela la escritura en letras:
Mezcla de cifras y letras:
La R.A.E. nos aconseja que, por lo menos en la escritura de ficción (novela, relato, etc.), procuremos NO entremezclar en un mismo enunciado cifras por una parte y números escritos con letra por otro. O sea, que si tenemos en el mismo parágrafo o en dos parágrafos próximos un número fácil y otro complejo, es mejor escribirlo todo con números:
María tiene 40 años, ha escrito 4 novelas y cobra 1859 euros al mes.
Los ordinales:
Para finalizar, me gustaría hacer mención a los ordinales, que en una obra literaria se escribirán siempre con letras:
María vive en un primer piso y escribe su quinta novela.
Las horas:
En textos literarios, es mejor que procuremos escribir siempre y en todo momento la hora con letras:
María salió del trabajo a las cinco menos diez porque había q\\uedado con Pedro a las cinco y cuarto.
Las fechas:
Lo normal, aun para obras literarias, es escribirlas con cifras de la próxima manera:
“María nació el 21 de Septiembre de 1985.
OJO: el año va sin punto de separación, como vimos antes que se hacía para la representación de los números de 4 cifras.
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Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.