Una casualidad es una suerte, un azar, una coincidencia o algo que ocurre de manera imprevista. La causalidad, en cambio, hace referencia a la causa u origen de algo.
Casualidad y causalidad son palabras parónimas, pues son muy similares entre sí, pero significan cosas diferentes. A continuación te explicamos cómo usar cada una para no confundirnos.
Significado de Casualidad
Casualidades un sustantivo femenino; se emplea para designar al conjunto de circunstancias que se conjugan para que tenga lugar un hecho imprevisto o inesperado, y que, por lo mismo, no se puede evitar.
Por ejemplo:
- La casualidad nos llevó por caminos antes impensables.
- El que se encontraran aquel día fue obra de la casualidad.
Significado de Causalidad
Causalidad es un sustantivo femenino; hace referencia a la causa, origen o principio de algo, a aquella cosa o acción que produce un efecto.
Por ejemplo:
- Los científicos negaron que existiera una relación de causalidad entre la vacuna y la aparición de esclerosis múltiple.
- Los peligros de confundir correlación y causalidad han sido muy discutidos.
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.