Una brasa es un trozo de leña enrojecida o incandescente por consecuencia de la combustión. Una braza, en cambio, es una unidad de longitud utilizada, sobre todo, en ambientes náuticos, pero también puede referirse a un estilo de nadar.
Brasa y braza son palabras homófonas en la mayor parte del mundo hispanohablante, donde no existe diferencia alguna en la pronunciación de la s y z. En España, donde sí la hay, son consideradas palabras parónimas.
Cuándo usar brasa
Brasa es un sustantivo femenino; se emplea para designar a una leña o carbón encendidos o completamente incandescentes. También se usa en sentido figurado, para referirse a estar alguien molesto («estar hecho una brasa») o inquieto («estar como en brasas»).
Por ejemplo:
- Juan removió las brasas de la chimenea.
- Andrés llegó hecho unas brasas; había discutido con Susana.
Soy catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, ciudad en la que nací en 1968.
Hice el bachillerato de Ciencias; a los catorce años es difícil tener una orientación definida. En Preu me pregunté: “¿qué hago yo aquí, si a mí lo que me gusta es la literatura?”, y me pasé a Letras. En segundo de carrera la vocación se afirmó con la conciencia clara de que solo podía dedicarme a la investigación y a la docencia en Literatura. Pero mi preferencia estaba, no por la Contemporánea, sino por la literatura de los Siglos de Oro. Ya estaba iniciando la tesina sobre los cancioneros de Amberes de Jorge de Montemayor, cuando asistí al curso de José-Carlos Mainer sobre la “Edad de Plata”. Aquello removió mi fondo de lecturas juveniles, y pude verlas a una nueva luz. Cambié a Montemayor por Pérez de Ayala, y fui adentrándome en esa época fascinante: el “fin de siglo” y los treinta primeros años del XX.
No abandoné la literatura de los Siglos de Oro; en la docencia siempre me he dedicado a esta época con verdadera pasión. En los más de cuarenta años que llevo en las aulas, siempre he asumido la docencia de los siglos XVI y XVII, con preferencia, este último. No hay nada, en mi profesión, comparable a tratar con detenimiento sobre el Quijote. Para mis colegas soy un investigador en Contemporánea; para mis alumnos, un profesor de Renacimiento y, sobre todo, de Barroco.